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Saturday, July 11, 2020

Las sectas invisibles



Sin darnos cuenta, recuperamos en nuestro rostro el gesto de la tía Paca, a la que de pequeños tanto amábamos; también algunas de sus frases, de sus expresiones espontaneas. No lo hacemos adrede; pertenecemos a una especie que se forma con la imitación de las personas amadas y admiradas, imitación consciente o inconsciente. Igualmente, y con la misma inconsciencia, funcionamos con impulsos morales idénticos a los que muchas veces disfrazamos de modernidad; pero es sólo un disfraz. La tía Paca era muy buena mujer, pero temía a los negros; en su pueblo, y en los tiempos de su juventud, no había inmigración, y el prejuicio campaba a sus anchas con la misma inconsciencia de ser prejuicio que siempre sufrimos ante los aprendizajes adquiridos por mimetismo; no lo consideraba un prejuicio, quizá ni siquiera comprendía lo que era un prejuicio; y, los hijos y nietos de tía Paca, ya en pleno siglo XXI, nos podemos considerar antiracistas y llenarnos la boca de hermosas frases que nos hacen sentir bien con nuestro ser; pero llega un día nuestra hija con un novio que tiene un tatoo, o que lleva cinco pendientes, o que dice que es anarquista, o que tiene un padre en la cárcel, y nos sale el prejucio de tía Paca que ha mutado; ya no es mayoritariamente hacia los negros, porque nuestra tribu, lo socialmente correcto en el siglo XXI, no lo permite; es hacia nuevas diferencias que nos dan miedo sin razón; nuestra mente busca rápidamente razones y se aferra a ellas únicamente para dar argumentos al rechazo, pero no tiene razón, solo razones que salvan momentaneamente la desnudez del prejuicio, la herencia cultural de tía Paca, que a su vez la heredó de sus mayores. 
Y no hemos tenido solo a tía Paca. Hemos tenido, han tenido, a Paco, el anterior jefe del estado, para tantos mayores idolatrado, para otros temido y odiado (los menos porque muchos que lo odiaban acabaron en el muro de los cementerios). Hemos tenido lo poderes fácticos de ese estado tirano de Paco, la complicidad de la religión oficial, el sistema judicial, el sistema educativo. Los maestros de ahora fueron educados o bien bajo los hombres y mujeres de Paco, o bien bajo la doctrina de niños que fueron educados en tiempos de Paco. Y hemos tenido periódicos, y televisión (con su poder hipnótico y su falsa carta de veracidad absoluta), todo ello trabajado para el régimen. Ha habido muchas tías pacas que han educado directa e indirectamente la mentes de personas comunes que por inercia admiraron el poder, la fama, la fuerza, los adultos de su época, sus referentes. Si lo rojos eran demonios, lo eran, porque lo decían los mayores. Si España se originó en la unión celtíbera, así fue, porque lo aseguraban los maestros. Si los catalanes son tacaños, los andaluces exagerados y los maños, brutos; así es, porque lo dice tía Paca, y tantas tías Pacas. No importa que esos jóvenes se rebelaran e intentaran cambiar las cosas. La rebeldía adolescente, o juvenil, no es más fuerte que el poso aprendido por mimetismo durante toda la infancia; la imitación de los referentes es tremendamente poderosa; por eso, alguno de los antiguos líderes del Partido Socialista Obrero Español ha acabado tan cacique como aquellos que una vez fueron objecto de su ataque, probablemente porque en largos períodos de la infancia, los referentes, la seguridad, la luz del poder, se centró en esos caciques a los cuales en la adolescencia se combatió, y en la vejez a causa del aburguesamiento se vuelve a imitar. Los humanos somos vergonzosamente previsibles, pavorosamente manipulables, tristemente poco críticos con nuestros maestros conocidos, nada críticos con todas las enseñanzas recibidas que no somos conscientes de haber recibido. Así hay quien odia al independentismo, o al ateísmo, o al comunismo, o al anarquismo, o al nudismo, o al movimiento hippy... cuando no deberían ser objeto de odio pues son opciones tan legítimas como cualquier otra. Los humanos nos aferramos a los dogmas absorbidos de nuestros mayores en situaciones en las cuales no éramos conscientes que estábamos aprendiendo. Se pueden aprendrer conocimientos objetivos, pero tristemente también se aprenden prejuicios, odios, falsas concepciones... por pura imitación, sin análisis crítico, sin escepticismo... como quien es un niño y cierra los ojos y se bebe el vaso de agua que le ofrece tía Paca sin ni siquiera comprobar si es agua. Somos carne de secta invisible, la tribu, la organización social, la tradición, el sistema, la familia, el sistema educativo, el estado, el poder. Y las ovejas balamos y andamos sumisas hacia el corral.